lunes, 8 de marzo de 2010

MARCHA POR LA VIDA, NO AL ABORTO

La Marcha Potencia la Vida fue todo un éxito en España y otros lugares del Mundo.

Esta hermosa noticia contrasta con otra muy lamentable del Rey Católico Español firmando la ley del aborto. Dedicado a él va el siguiente párrafo de la encíclica Evangelio de la Vida del Papa Juan Pablo II.

"Así pues, el aborto y la eutanasia son crímenes que ninguna ley humana puede pretender legitimar. Leyes de este tipo no sólo no crean ninguna obligación de conciencia, sino que, por el contrario, establecen una grave y precisa obligación de oponerse a ellas mediante la objeción de conciencia. Desde los orígenes de la Iglesia, la predicación apostólica inculcó a los cristianos el deber de obedecer a las autoridades públicas legítimamente constituidas (cf. Rm 13, 1-7, 1 P 2, 13-14), pero al mismo tiempo enseñó firmemente que " hay que obedecer a Dios antes que a los hombres " (Hch 5, 29). Ya en el Antiguo Testamento, precisamente en relación a las amenazas contra la vida, encontramos un ejemplo significativo de resistencia a la orden injusta de la autoridad. Las comadronas de los hebreos se opusieron al faraón, que había ordenado matar a todo recién nacido varón. Ellas " no hicieron lo que les había mandado el rey de Egipto, sino que dejaban con vida a los niños " (Ex 1, 17). Pero es necesario señalar el motivo profundo de su comportamiento: " Las parteras temían a Dios " (ivi). Es precisamente de la obediencia a Dios -a quien sólo se debe aquel temor que es reconocimiento de su absoluta soberanía- de donde nacen la fuerza y el valor para resistir a las leyes injustas de los hombres. Es la fuerza y el valor de quien está dispuesto incluso a ir a prisión o a morir a espada, en la certeza de que " aquí se requiere la paciencia y la fe de los santos " (Ap 13, 10).
En el caso pues de una ley intrínsecamente injusta, como es la que admite el aborto o la eutanasia, nunca es lícito someterse a ella, " ni participar en una campaña de opinión a favor de una ley semejante, ni darle el sufragio del propio voto ".98" (No.73)

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