jueves, 6 de mayo de 2010

LA HOMILIA DEL VELO-MANUEL MATOS

ENTRE LAS VOCES
MANUEL MATOS

La homilía del velo

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La homilía del velo
La homilía del velo

Expulsiones de misioneros o cooperadores cristianos al desarrollo en Marruecos; incendios de escuelas y de lugares de culto cristiano en Egipto; asesinato de sacerdotes católicos en Pakistán...

Los judíos celebran el día santo y descanso semanal el sábado. Acuden a la sinagoga para la oración comunitaria, en recuerdo del séptimo día de la creación y en la afirmación esperanzada del gran Sabat, en el que entraremos en el descanso de Dios. Los cristianos celebramos la Eucaristía, la Cena del Señor, el domingo, en el memorial de la muerte y resurrección de Jesús, eco de su Pascua. Los musulmanes tienen su día santo el viernes, en el que acuden a las mezquitas para la oración y la instrucción. Y el último viernes ha debido ser un día muy especial, porque en todas las mezquitas de España, que son muchas, se ha tenido la misma homilía, en la que los imanes han exhortado vehementemente a los musulmanes en España a defender sus derechos religiosos, concretándose en el derecho de la mujer musulmana a llevar su cabeza cubierta con un velo.
La verdad es que la defensa de ese pretendido derecho no puede ser muy difícil, ya que la Constitución española no impide la manifestación pública de los signos religiosos, con el único límite del orden público. Y que una mujer musulmana lleve su cabeza cubierta por un velo no parece ser motivo de alteraciones del orden público. Al parecer tampoco el Islam obliga a la mujer a llevarlo. Es algo voluntario. El velo islámico tiene, según sus portadoras, distintos significados y motivaciones: significa sumisión a Dios; respeto de la mujer hacia sí misma evitando la exhibición del cuerpo, que se guarda para el futuro esposo; tradición familiar... Razones religiosas, culturales, étnicas, todas ellas más o menos respetables, aunque para nuestra sensibilidad occidental se pueda considerar como una subordinación inaceptable de la mujer al varón, coherente con el puesto que el Corán señala a la mujer en la sociedad islámica.
Si un centro escolar tiene como norma interna que los alumnos lleven la cabeza descubierta en las aulas, se supone que es para evitar que los adolescentes españoles parezcan macarras de gorra calada de película norteamericana, algo distinto de llevar el velo islámico. Y toda excepción puede confirmar la regla. No tendría por qué haber conflicto. Otra cosa sería si el velo cubriese todo el rostro, ocultase la identidad de la persona, como puede ser en el caso de otros modos de ocultar el cuerpo, práctica habitual exigida en algunos países islámicos. En Occidente no es posible. Son los inmigrantes los que tienen que aceptar los usos y costumbres de los que los acogen, no al revés.
Por tanto, me parece que la homilía del viernes pasado en las mezquitas ha puesto de parto a los montes y va a dar a luz un minúsculo ratón. Pero se ha hablado y exigido un derecho, que nuestra Constitución garantiza. Es de esperar que el que pide un derecho conceda a los demás el mismo derecho que exige. ¿Qué está pasando en los países islámicos? Que o no se tolera o se expulsa a los cristianos, cuando no se les persigue a muerte. La lista de expulsiones de misioneros o cooperadores cristianos al desarrollo en Marruecos; los incendios de escuelas cristianas y de lugares de culto cristianos en Egipto, haciendo la vida imposible a los coptos; el asesinato de sacerdotes católicos en Pakistán; el repliegue obligado a la vida privada sin manifestación externa en casi todos no se corresponde con la libertad religiosa de la que gozan los musulmanes entre nosotros. Conozco las respuestas que se me van a dar a esta demanda de equiparación de derechos: que su verdad no puede tener los mismos derechos que nuestro error... Es decir, la ley del embudo: ancho para ellos y estrecho para los demás. Y eso que el Corán venera a Jesús de Nazaret como profeta de Dios, no como Hijo de Dios, nacido de María, Virgen... y recoge mucha inspiración del judaísmo y cristianismo de los primeros siglos. Mahoma fue un sincretista. Se están dando conversiones de musulmanes al cristianismo, pero los que abrazan el Evangelio piden que se mantenga su conversión en secreto. Tal es el temor a represalias posibles en sus familias. Solo cuando se tienen las espaldas guardadas o una posición social fuerte e independiente se hace pública la conversión, como en Italia ha pasado.
Está bien pedir derechos, pero para todos.
mmatos@jesuitas.es


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