El 50% de los médicos califican a la PDD como “abortiva”

La Organización Médica Colegial (OMC) lo publica en las conclusiones de “Nuevos retos para la profesión médica”

El 58% de los encuestados, a favor de cambiar el término “interrupción voluntaria del embarazo”. El 94% de los médicos españoles afirma que se abusa de la píldora del día después.

Los datos reflejan, por momentos con un lenguaje políticamente correcto dentro del mundo de la medicina, el pensamiento del mundo médico. El informe de la OMC “Nuevos retos para la profesión médica: una aportación al debate social” (página 117 en adelante), además de otros temas, ha tocado también el de la píldora del días después y el del aborto.

En el primero de ellos, algunas conclusiones son llamativas, de manera especial por el poco caso que se hace a quienes conocen el mundo de la medicina, pero es conocido cómo el politiqueo y los intereses son más importantes. El 94% de los médicos españoles afirma que se abusa de la píldora del día después y el 22% afirma que no se debería dar en ningún caso a una menor de edad. Es conocido que la bomba de hormonas que se ingiere es notable, pero a quienes la consumen como si fueran caramelos. Además, y por desgracia, sólo el 50% considera que es un método abortivo, aunque sobre el otro 50% no se dice nada sobre lo que piensan, por lo que queda un poco cojo el dato.

En el segundo, en referencia al aborto, es interesante que se afirme que “el aborto puede provocar en la mujer trastornos físicos y psicológicos evidentes que debe conocer”. Lo que la experiencia de muchas personas ha mostrado, ahora también se confirma con este informe médico, aunque siempre habrá quien diga que el aborto no tiene ninguna consecuencia. Total, las palabras lo soportan todo, pero los hechos, no. En este sentido, también el 58% de los médicos cree que debe cambiarse el término “interrupción voluntaria del embarazo” porque “todo lo que se interrumpe se puede reanudar y no es este caso”. La pena es que no se quiera afirmar que es una manipulación del lenguaje que busca quitar fuerza al contenido del término “aborto”, que en el fondo ya se lo ha quitado a “matar a una persona”.