Es difícil resistir las ganas de vomitar cuando se echa un vistazo
general a la situación de España. El Gobierno, impotente ante una
crisis que supera con creces su limitada capacidad de gestión, se
enfanga cada vez con más virulencia en su política sectaria fomentando
las divisiones entre los españoles. Su única actividad reseñable
consiste en el fomento del revanchismo guerracivilista y en una
demagogia feminista-ramplona que intenta, por un lado, desviar la
atención de los auténticos problemas y, por otro, adoctrinar a la
población en los dogmas de la nueva religión progre: fomento del
aborto, erradicación del cristianismo, anulación de la identidad
nacional con monsergas " multiculturales " y claudicaciones ante el
Islam, destrucción de la unidad política de España con vergonzosas
concesiones a los partidos separatistas, promoción de una política
suicida de inmigración que ha conseguido que los españoles seamos
extranjeros en nuestra propia tierra, y un largo etcétera de
despropósitos a medio camino entre lo estúpido y lo criminal.
Para conseguir su objetivo de permanecer en el poder a cualquier
precio, el Gobierno de Zapatero cuenta con una cuadrilla de palmeros
generosamente subvencionada: artistas paniaguados que suplen su
defecto de talento con su exceso de sectarismo, sindicatos envilecidos
que callan sumisos ante el aumento sin precedentes del desempleo pero
que movilizan obedientes a su recua de " liberados " para jalear a un
juez corrupto y prevaricador, y la infinidad de " colectivos ",
asociaciones y chiringuitos que viven aferrados a la ubre del erario,
ya tengan por objeto reabrir viejas heridas como los de la selectiva y
resentida " memoria histórica ", fomentar la invasión inmigrante o
instruir a nuestros escolares sobre las maravillas de la práctica
homosexual.
Si miramos al partido de la presunta oposición, el panorama no es muy
distinto en lo que a incapacidad y negligencia se refiere. La mojigata
cabaña pepera está únicamente preocupada por mantener sus corruptas
parcelas de poder en las diversas taifas y por tapar las vergüenzas de
los correas y gallardones de turno. Su única propuesta para salir de
la crisis es la apolillada receta liberal de siempre: despido libre y
devaluación de los sueldos mediante el descarado fomento de la
inmigración. Cuestiones como el aborto o el separatismo son eludidas
por incómodas y porque la savia materialista que nutre sus podridas
ramas ideológicas es, en el fondo, la misma que alimenta a la
cuadrilla pesoísta.
Pese al envilecimiento borreguil que nos quiere imponer la
partitocracia y en el que viven la mayoría de los ciudadanos y
ciudadanas, habemos otros españoles, hay otra España que no se resigna
a morir, ni vivir arrodillada.......delante de una bragueta.-
-JACH-
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