By Samantha Singson
NUEVA YORK 4 de noviembre de 2010 (C-FAM) Durante un breve receso, los delegados se ponen de pie para estirar las piernas y charlar con sus colegas. El descanso llega tras muchas horas de lidiar con una apretada agenda en una sala sin ventanas, en la sede de la ONU. Pero ni siquiera ahora todos se relajan.
Una llamativa mujer de larga cabellera oscura y rizada aún trabaja sobre un documento con dos delegados de África. Es un rostro familiar en las Naciones Unidas. Salma Hamid representa al Fondo de Población de la ONU, organismo al que los críticos acusan de impulsar el derecho al aborto y facilitar la política china de un niño por familia. Hamid suele tomar parte de las negociaciones que normalmente se limitan a delegados gubernamentales, a pesar de que ella no es delegada y de que el Fondo de Población no es una delegación de la ONU.
Hamid conoce a todos los representantes y todos ellos la conocen. Solía ser uno de ellos, uno de los pocos ex delegados que actualmente forjan políticas a través de organismos de la ONU. Siendo representante de Arabia Saudita, llegó a trabajar en la promoción de políticas pro-vida y familia. Como representante del Fondo de Población, no obstante, impulsa la salud sexual y reproductiva. Un número de delegados la saluda con sonrisas y abrazos mientras ella se abre paso por la sala de conferencias, pero otros saben ser precavidos.
Quienes critican al Fondo de Población sostienen que ese organismo debería prestar sólo asistencia técnica a pedido de los delegados. Pero se sabe que Hamid desempeña un papel mayor como patrocinadora de políticas de planificación familiar de la ONU – algunas de ellas despiadadas, ya que sugieren que el fondo puede retirar su dinero de los países cuyos delegados no estén de acuerdo con su programa.
La resolución que Hamid ha impulsado en esta segunda mitad del año es la titulada «Apoyando los esfuerzos para poner fin a la fístula obstétrica». La fístula obstétrica, anomalía devastadora pero tratable que sufren las embarazadas como consecuencia de un trabajo de parto obstruido, es un problema que el Fondo de Población de la ONU asumió «como parte de su compromiso con la salud sexual y reproductiva». Como muestra de la influencia de Hamid, algunos delegados pidieron que las correcciones del texto no partieran del grupo africano que las respalda, sino de un correo electrónico enviado por Hamid desde el UNFPA.
Unos 120 países respaldaron una versión de 2008 sobre la resolución que aborda la fístula obstétrica. Fue aprobada sin votación, pero varios países dieron un paso más al decir que los términos relacionados con la «salud sexual y reproductiva» no podían ser interpretados en sentido de apoyo al derecho al aborto, ni como aprobación del financiamiento del aborto.
El intento del Fondo de Población de relacionar este problema con la «salud sexual y reproductiva» suscitó la crítica del dr. Robert Walley, quien trabaja combatiendo la mortalidad materna y la fístula obstétrica en África desde 1995. Walley arremetió contra el organismo de la ONU por utilizar este problema obstétrico para «blanquear» su agenda de salud reproductiva y hacerla más aceptable al público.
Pero las críticas no detuvieron el accionar oculto tras la resolución, dirigido por la aparentemente incansable Hamid, que tiene tras ella todo el peso del Fondo de Población. Los delegados aguardan su retorno la semana próxima, cuando se espera que el comité concluya su trabajo con las últimas medidas en torno a la resolución sobre la fístula obstétrica.
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano
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